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ABRIL - JUNIO 2020  |  EDICIÓN 14 AÑO 04
Maestro artesano
CONTRA TODA ADVERSIDAD
Sin saber nada de la elaboración de pan, Marilin Interiano, gerente propietaria de la Panadería Alejandra, decidió lanzarse a la aventura más grande de su vida. Conoce su historia de lucha, constancia y perseverancia.
Por: Por: Karla Aguilar (texto) y Colibrí Studio hn -Bernabé Martín- (foto).

Su historia inicia en 2008, tiempo en el que doña Marilin, como la conocen, tenía una pequeña cafetería con la que sostenía a su familia. A la par de su local se encontraba una panadería y, en una ocasión, le comentó al encargado que contaba con un pequeño capital y le expresó su deseo por hacerse socia del negocio. Con el tiempo, y luego de algunas decisiones, ese sueño se hizo realidad; es ahí donde el negocio de la panadería llega a la vida de esta emprendedora mujer y sus hijas.

El proyecto de la sociedad no fue muy afortunado, pues esta solo duró un mes: «No veía un trabajo mutuo ni mucho menos ganancias, así que cada quien tomó su rumbo y yo me quedé sola. Empecé a luchar aún sin saber nada de panadería, con muchos miedos y esfuerzos; junto a mis hijas y algunos colaboradores poco a poco arrancamos». En este camino, doña Marilin, además, se aferró a su fe; confiesa que Dios le dio la sabiduría y confiaba que con su ayuda sacaría su negocio adelante.

El camino no fue fácil. Sin ningún crédito, porque nadie quería darle producto, la panadería producía en sus comienzos cinco sacos de harina, los cuales le llevaban todos los días por la mañana y debía pagar a las tres de la tarde. Por mucho tiempo estuvo así, hasta que la producción creció y empezó a comprar veinte sacos diarios: el negocio y doña Marilin florecían.

Maestro

PROCESOS DE CAMBIO

En 2009, doña Marilin decide formalizar su negocio con el nombre Panadería Alejandra, en honor a sus hijas. Aunque seguían produciendo, continuaba la limitante que nadie le daba crédito, porque no tenía estabilidad y muchas veces tuvo que parar la elaboración del pan porque no contaba con el material para hacerlo. Sin embargo, doña Marilin no perdió nunca el rumbo ni su objetivo, y siguió con constancia. Así se abrieron puertas y la oportunidad que ella esperaba: obtener su primer crédito, y no sería el único. Poco a poco le dejaban más producto y la producción iba aumentando. Fue en ese tiempo cuando Panadería Alejandra inicia la relación de trabajo con Molinos Modernos, con quien ahora maneja una cantidad de compra entre los 400 y 600 sacos de harina al mes.

ENFRENTAR LA REALIDAD

Mientras la producción de Panadería Alejandra se consolidaba, los cambios que sufría el país en 2009 golpeaban la economía, y el negocio de doña Marilin no fue la excepción: «Comencé cuando el país pasaba por una situación de Estado difícil y nos quitaban la luz y el agua por muchas horas. Muchas veces la levadura se pasaba de punto, por ejemplo. Fue un proceso difícil, pero ahora cuando se presenta un problema, me digo a mí misma que si pasé un tiempo como ese donde yo estaba sola y débil, por qué me tengo que sentir mal ahora, que tengo la bendición de Dios y el apoyo de mi familia».

SU SATISFACCIÓN MÁS GRANDE

Doña Marilin confiesa que se siente «llena de agradecimiento y de alegría, no por tener lo material, sino porque atrás de todo esto existen muchas familias que dependen de este trabajo, hombres y mujeres que llevan sustento a su hogar por el trabajo que realizan dentro de la Panadería Alejandra», y expresa que su satisfacción más importante no es tener un edificio grande, sino el poder seguir generando los 120 empleos como hasta ahora y si es posible más y escuchar cuando sus colaboradores le dicen que han logrado superarse gracias a la panadería. Para la emprendedora, este sueño no sería posible sin el esfuerzo de sus colaboradores.

AIRES DE FUTURO

Para este negocio, la demanda es grande, y aunque los precios de otros bajen, Panadería Alejandra se mantiene para seguir ofreciendo la misma calidad y fórmula, así como para equipar los depósitos que tiene en Trojes, San Pedro Sula, Danlí, Comayagua, Juticalpa, Villa Nueva Cortés, La Esperanza, Choluteca y Nacaome.

Con un futuro y objetivos claros, hace dos meses doña Marilin empezó operaciones en nuevas instalaciones, y así contar con un lugar más amplio donde producir las veintitrés mil bolsas diarias que necesitan para abastecer a nivel nacional.

Maestro

«La harina de Molinos Modernos es excelente y nos permite hacer producto de calidad, principalmen- te la semita, que es uno de nuestros productos más vendidos», Marilin Inte- riano, gerente propietaria de Panadería Alejandra.